༺ ℝ𝕠𝕪𝕒𝕝 𝔼𝕝𝕚𝕩𝕚𝕣 𝕊𝕖𝕜𝕖𝕖𝕣𝕤 ༻

[Nacks]

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Es una mañana tranquila el 16 de Febrero de 1899...

...O eso parece.

En realidad, no para Yale y Josh, que están a punto de expulsar a todo cañón sus primeras existencias hacia las tabernas más sedientas del país. Llevan meses trabajando en su plan de negocios, la logística, el producto, el presupuesto, el marketing; Todo. Con gastos casi incalculables, hasta casi llegar a la bancarota. La inversión y determinación de más de mil vidas en una sola destilería.

No era de extrañar que, juntos, más rápidos que el viento, fuesen con todo para darse a conocer al país como la destilería más refinada del momento (O al menos, eso era lo que pretendían mostrar). Para el expropietario del cercado, Angus White, ya era extraño que convirtiesen su granja de azúcar en una proto-destilería muy fuera de lo común, pero esas prisas... eso solo podía significar algo...

Necesitaban:‎ ‎ ‎‎ ‎ ‎

Camino a New Hanover, se toparon con la famosa Rhodes, donde tuvieron un encuentro de lo más peculiar. ¿Tal vez un golpe de suerte?









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Juntos cabalgaron hacia Blackwater, tardando más de lo previsto. Al llegar a West Elizabeth, divisaron su hermosa y compacta ciudad, antaño pionera en tecnología, ahora resiliente y lista para un comercio en auge.



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Una vez allí, se encontrarían la hermosa taberna The Last Drop, conociendo así a lo que aparentemente parecería ser una pequeña parte de la familia Redwell junto a los Blackwater que habían conocido por el camino (¡Un grupo de lo más encantador!).

Fué entonces cuando sucedió el acto conocido como la ~ negociación. Un arte en sí mismo para Josh, un juego de niños para Yale.

Vendieron todas sus existencias allí mismo pero, para ser justos, tampoco eran gran cosa.

Tenían pensado vender en otras tabernas, pero... digamos que la suerte se la llevó el más rápido. Una cosa es segura; Si no hubiese sido por los Blackwater,
"The Last Drop" habría sido más bien "There Is No Drop". ¡Más vale que les estén agradecidos!


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Una vez terminado el trato, de regreso a la destilería para seguir trabajando.

El camino de vuelta fué de lo más agotador, meses y meses de trabajo para una primera entrega exitosa y varias fronteras que cruzar de vuelta a casa. Pero... algo en esos kilómetros de paisaje americano seguía fascinando a estos dos viejos amigos. Daba igual cuántas montañas idénticas hubiesen visto en el pasado, cruzando estados y preparando ideas de negocios... Ese momento... ese regreso, fué especial.

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Tras llegar a la destilería, Josh se fue a descansar, mientras Yale se quedó, decidido a enfrentar en solitario la cosecha, la fermentación, la destilación, el embotellamiento y el etiquetado de sus productos. Un día más de esfuerzo, un paso más acelerado, un soplo de aliento para sobrellevar la dura semana que se cernía sobre ellos como una sombra implacable.

Mientras tanto, Neil hizo su aparición. Había estado explorando el norte por órdenes de Gilmour, una misión que, aunque poco fructífera, le había servido como unas vacaciones bien merecidas. Neil llegaba descansado, listo para la acción que lo esperaba.

Durante el proceso, Neil aportó su ayuda, aunque breve, antes de regresar a su puesto para ganarse el pan lo antes posible. Ayudó a un Yale exhausto y al límite de sus fuerzas a cargar el encargo de semillas desde el puerto de Saint Denis hasta la destilería. Y entonces, Yale, consumido por el cansancio, se dirigió de cabeza a la cama, dejando que la seguridad de la empresa comenzara por fin su labor. Una profesión que pocos dominaban como Neil, un talento que pronto quedaría en evidencia en Royal Elixir Seekers.















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